Del buen campo a la buena mesa
No nos vamos a poner demasiado serios, porque la visita a la granja es muy entretenida y placentera, pero amén de ello queremos decir que todos deberíamos darnos una vuelta por sitios como este para reflexionar sobre cómo se produce lo que comemos por estos días.
Visiten la granja y se van a reencontrar con el sabor del tomate, la textura de la leche de verdad, el aroma de la fruta de estación, ¡pollos que caminan!
En fin, la naturaleza y sus tiempos, el trabajo a conciencia, la producción a escala humana...
Porque recuerde, o dese por enterado, querido lector: la comida no viene del super!
La vida en la granja
El Aromo es un emprendimiento familiar que está en marcha desde 2005 y que abre sus puertas al público para compartir el día a día en la granja.
La actividad principal es el tambo y la elaboración de quesos con leche de vaca. También crían pollos, gallinas ponedoras, conejos, caballos, pavos, cerdos y corderos. Hay una huerta de hortalizas para consumo familiar y un huerto de frutales.
Gustavo y Sofía son quienes llevan adelante esta iniciativa y junto a Beto, capatáz todo terreno, van acompañando al visitante por los distintos sectores, respondiendo preguntas y explicando detalles de los procesos de producción: ¿sabían que se necesitan alrededor del 10 litros de leche para hacer 1 kilo de queso? ahora lo saben, y se enterarán de mucho más si se llegan hasta El Aromo.
Además, como no se trata de un parque temático, sino de una granja de verdad y en pleno funcionamiento, van a ser testigos de los quehaceres cotidianos y en todo momento serán invitados a interactuar: probar un tomate de la planta, recoger un huevo o darle maíz a las gallinas.
Los protagonistas
Los animales de la granja determinan las sensaciones a lo largo del recorrido: imponen sus olores y con sus bramidos, cacareos y demás van componiendo la banda de sonido de la visita. Todo el tiempo llaman la atención, es imposible permanecer indiferentes ante su aspecto o sus comportamientos; algunos intimidan, unos impresionan o dan risa...otros enternecen tanto que dan ganas de adoptarlos.
Con los chicos la atracción es inmediata y cuando los tocan, los cargan o les dan de comer la fascinación es total.
Para probar y llevar
La duración del recorrido varía de acuerdo a la curiosidad y el interés de los participantes; puede llevar desde unos 20 minutos hasta alrededor de 1 hora...Y al final llega el momento de probar el resultado del trabajo en la granja: todo es fresco y delicioso.
Si queremos llevar para casa, no hay que ir al super; se lo compramos ahí mismo a la familia que lo produjo, en el entorno y las condiciones que acabamos de conocer.
No se pierdan esta experiencia y, sobre todo, compártanla con sus hijos... además de pasar un buen rato les dejará una valiosa enseñanza.
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